Lunes 25 de noviembre del 2013
Hoy fue un día
pesado, porque a pesar de que ya has dado clases frente a este grupo, como sea
sigue siendo tu primer día. Mi primera clase fue la de español. Como la maestra
me exige trabajar en el libro, podría decirse que fue una clase un poco tediosa
(a pesar de que todos trabajaron), pero realmente solo era leer la lectura del
libro, para así aprender a localizar las ideas principales. Fue una clase muy
tardada, pues a los niños aún se les dificulta leer. Así que el tiempo nos ganó
y se lo llevaron de tarea.
Después del
recreo me tocaba la clase de ciencias naturales. Uno de los problemas es que el
cañón lo estaba ocupando otro grupo (y yo no contaba con eso), así que la
maestra tomo ese tiempo y continúo con otra clase. El tiempo seguía corriendo,
y yo sabía que no me daría tiempo de ver mi clase, así que fui por el cañón y
apenas estaba empezando a utilizarlo. Muchas veces cuando surgen cuestiones de
improviso que no te permiten continuar con tu trabajo, te angustias y estresas,
pues detrás de ti está la exigencia del cumplimiento de varios contenidos en un
periodo o tiempo determinado. Pero debes continuar, así que di inicio a mi
clase.
Mi material
estaba en la computadora, así que se los iba a pasar por lo menos en esta, pero
de pronto me di cuenta que me había equivocada de material. Eso para mí fue una
desilusión total, pues era parte de una buena introducción del tema para los
niños. Aún así mi clase continuó, solo que nuevamente se fue directamente al
libro y a un cuadro que debían completar. En cuestión del material, no afectó
mucho a la clase, pues el tiempo era justo.
Realmente no
me gustó mucho ese día, porque yo sentí la clase muy rutinaria, es decir no
pude sacarlos tantito del trabajo de todos los días. Esto también forma parte
de la exigencia que tengo de trabajar con el libro, pero de algo estoy seguro,
no se me volverá a olvidar ningún material, pues siempre trato de hacer mis
clases didácticas de acuerdo a los intereses y gustos de los niños.